He tenido el inmenso placer de conocer y escuchar el discurso de María Susana Córdova, Coordinadora de programas de fortalecimiento del conocimiento y becas de la SENESCYT de Ecuador, en las VI Jornadas Internacionales de Investigación en Sexología. Es una brillante y lúcida mujer que nació en un cuerpo de hombre, del que no reniega aún sintiéndose mujer, y muy femenina, por cierto.
Su discurso gira en torno a que la necesidad que tiene un transexual por la intervención quirúrgica y hormonal para transformar su cuerpo, es una imposición subconsciente de la sociedad hacia el individuo. Los "deberías de..." son los que condicionan la creación de necesidades con respecto a la imagen y la posterior toma de decisiones está servida en plato frío y sin hambre.
Si eres mujer en un cuerpo de hombre deberías de hormonarte, operarte para tener senos, curvas y vulva para feminizar tu cuerpo y sentirte mejor como mujer. No olvides el cambio de nombre para no generar situaciones violentas en los demás.
María Susana, parte de la base que la mutilación que sufre el cuerpo durante las intervenciones de cambio de sexo y el riesgo para la salud que tiene la silicona, son un paso innecesario para sentirse más de un sexo que de otro. ¿Un transexual necesita la transformación corporal para sentirse más de su identidad sexual o necesita realmente que los demás lo vean como tal, incluso con atributos no visibles con ropa? ¿Es posible ofrecer una imagen femenina en cuerpo masculino y viceversa, sin necesidad de intervenciones? ¿Merece la pena la intervención? ¿Cuándo se decide la intervención por cambio de sexo, en quien se piensa, en uno mismo o en los demás?
Después de escuchar el discurso María Susana, mientras se iba quitando prendas hasta quedarse desnuda de cintura para arriba, mi respuesta es que todos respondemos a patrones culturales de imagen sexual, transexuales y no transexuales. Véase las preocupaciones constantes que tenemos hacia nuestros cuerpos, pues no conseguimos alcanzar el inalcanzable ideal corporal que “deberíamos” tener. Dietas, gimnasios, culpabilidad por comer, operación bikini, ropa, moda, actitudes, movimientos corporales que debería hacer según mi sexo, etc; el debería, debería, debería, ……nos aleja de nosotros mismos, de nuestra esencia. No soy, seré, pues el cómo debería ser aún no ha llegado,....ni llegará.
María Susana tenía senos de mujer, más pequeños que los que imperan en los modelos estéticos dominantes y decía tener vagina sin haber sido intervenida. El significado que le da a su cuerpo es el que ella quiere, no el que la sociedad le dice que debe darle. Después de años de reflexión ha conseguido llegar a ese nirvana, casi utópico, de escucharse a uno mismo, sin importar lo que piensen los demás y sin influencias de esos memes llamados “deberías”.
Es un privilegio poder haber compartido tiempo, aunque sea un pestañeo de mi vida, con esta sabia mujer.
Gracias Susana