Muchos autores hablan de la ansiedad como la enfermedad por excelencia del S.XXI. Es raro que alguien no haya tenido, en algún momento de su vida, ansiedad. Desgraciadamente, la presencia de la ansiedad en la vida de una persona incrementa la probabilidad de desarrollar problemas psicológicos, sociales y sexuales. El lector se preguntará ¿porqué?
La razón es bien sencilla, comencemos analizando qué es la ansiedad. Imagínese que camina por la sabana a plena luz del día, sólo y sin ningún tipo de arma, ni indicios de civilización cercana. De repente, se le aparece un gran felino con intenciones más que explícitas de atacarle y devorarlo. ¿Cómo reacciona su organismo? Piense por un momento.
Es posible que su respuesta sea: "mi organismo reacciona con miedo". Bien, pero ¿qué es el miedo desde un punto de vista fisiológico? ¿qué pasa en mi organismo cuando tengo una respuesta de miedo? El organismo pone en marcha una serie de mecanismos para prepararlo para la defensa o la huida. Desde el punto de vista biológico, el miedo es una respuesta adaptativa, y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuo y para su especie.
Pero el individuo de hoy día vive inmerso en un contexto sociocultural lleno de amenazas que no pueden ser resueltas con dicha respuesta fisiológica. Por tanto, cuando estos cambios se producen en un contexto donde no existe un peligro real o resuelto fisiológicamente, necesitamos explicar qué está pasando y por qué. Es cuando hablamos de ansiedad. La ansiedad es en esencia temor ante un peligro real o imaginario. Aunque la ansiedad lleva asociada otros factores psicológicos innatos del ser humano: la necesidad del ser humano de darle explicación a todo.
Necesito explicar porque tengo estas sensaciones corporales ¿me estará pasando algo? ¿tendré alguna enfermedad terminal que los médicos no consiguen diagnosticarla? A veces las explicaciones y conclusiones a las que llegamos pueden ser incluso inconscientes, es cuando hablamos de asociación. Si una persona sufre un ataque de ansiedad en un espacio abierto y asocia este malestar al contexto en el que se encuentra, puede desarrollar en el futuro una agorafobia. Sobre todo, si la proxima vez que se enfrente a un espacio abierto anticipa esa ansiedad. Si hay anticipación es muy posible que se produzca la ansiedad y la asociación se haga más fuerte. Esto lleva al individuo a la evitación de la situación (¿por miedo?) y es cuando tenemos el problema.
Este ejemplo extrapolado a una infinidad de situaciones diferentes, como una situación sexual, incrementa las probabilidades de desarrollar problemas sexuales y demás.