La Educación Sexual en las personas mayores

Feb
26
2013
Artículo
Pedro Lucas

Como bien sabemos los profesionales de la Sexología, la Educación Sexual (ES) es aún, una asignatura pendiente y necesaria, para la formación personal, afectiva y social del individuo de hoy día. Una formación desde una perspectiva biopsicosocial saludable y justa para ambos sexos, puede proporcionar al receptor, una mayor optimización de las relaciones afectivas 

(con uno mismo y con los demás) basadas en el respeto, la igualdad y la comunicación, un mayor conocimiento de nosotros mismos y de los demás, solucionar o mejorar posibles problemas de pareja o sexuales, mitigar las cifras de violencia de género,  en definitiva, una vida más saludable y de mayor calidad.

En todos los colectivos se torna indispensable la Educación Sexual (ES). Pero también es cierto, que algunos colectivos están más abandonados de intervención e ES que otros, haciendo que los “olvidados” requieran más atención. Por consiguiente, existe una mayor necesidad de ES en estos colectivos (personas mayores, personas con discapacidad, con enfermedades crónicas, etc.), pero es una necesidad clandestina, invisible, poco ofertada, ignorada. Es una necesidad existente a ojos del profesional pero inexistente para el necesitado. El necesitado al no saber que existe este servicio o la utilidad del mismo, vive su malestar en silencio, a veces sin comprender el porqué, y otras muchas sin encontrar soluciones. El Sexólogo o el profesional de la salud formado para intervenciones relacionadas con la salud sexual, tienen la obligación profesional de dar a conocer este servicio para que esta necesidad se haga visible y pueda ser cubierta de una forma más óptima.

 

Un factor que debemos tener en cuenta, es el cambio brusco que ha sufrido la Moral Sexual Cultural en nuestro país en estas últimas décadas, en comparación con otros países. Otro factor más, por el que, el colectivo de las personas mayores, como ya hemos dicho, es uno de los más necesitados de intervención en ES. Es uno de los grupos que arrastran mayor número de creencias erróneas o mitos acerca de la sexualidad humana. Los mitos sexuales generan patrones atribucionales de pensamiento, que canalizan y guían las conductas, por unos caminos poco acordes a este progresivo y contundente cambio sociocultural. Tanto hombres como mujeres necesitan por igual que se los libere, que se los desinfecte de estos virus, llamados mitos sexuales, que generan malestar y conflicto intrapersonal e interpersonal, al chocar de frente con las nuevas formas de planteamiento vital. 

Este texto, desde una enfoque absolutamente práctico, basado en la experiencia y producto de la evaluación de los resultados de numerosos cursos, tiene como objetivo primordial transmitir los aspectos más relevantes de la ES en personas mayores a tener en cuenta, y que pueden ser de ayuda, antes de iniciar la intervención educativa, con el fin de dotar al formador de más herramientas, para que pueda trazar un plan de trabajo más estratégico

 

II. LA INTERVENCION EDUCATIVA EN LAS PERSONAS MAYORES

La intervención educativa planteada en el siguiente capítulo está enfocada desde una perspectiva docente, es decir, para formar a grupos de personas mayores. A pesar de ello, siempre, en cualquier ocasión que se le presente al profesional de la salud, en consulta por ejemplo, es un deber informar y asesorar al paciente, es decir, el deber de educarlo sexualmente.

 

2.1 Algunas cuestiones prácticas antes de plantear la intervención educativa

El plantear una intervención de ES en personas mayores, como cualquier acción formativa, es un reto que el profesional debe tomarse en serio para alcanzar los resultados esperados al finalizar el curso, en vez de atribuir al no alcanzarlos, que los objetivos eran demasiado ambiciosos o idealizados, o que los participantes estaban muy poco motivados. En numerosas ocasiones, esta eficiencia va a depender más del profesional que del receptor de la formación. Para potenciar la eficiencia de la intervención educativa, un hito importante es conocer las características significativas de la población diana, para poder plantear unos objetivos acordes a su realidad. 

Existen diferentes matices y peculiaridades dependiendo del tipo de destinatarios al que va a ir dirigido el curso. Estos aspectos no son fáciles de predecir si no conocemos dicho ámbito. Un recurso usual es evaluar las necesidades de la población diana antes de la planificación del curso, pero existen ciertos aspectos que no vamos a lograr recoger y que nos pueden resultar de utilidad, el conocerlos con anterioridad. Veamos algunos de ellos.

  • Heterogeneidad. El colectivo de las personas mayores es más heterogéneo de lo que se suele pensar. La diversidad de perfiles es tan amplia, que al que está poco acostumbrado a trabajar con personas mayores, puede sorprenderle. Desde el individuo más extrovertido, desinhibido y pirata, hasta el más introvertido, miedoso y mojigato. Desde un ex-alcalde, hasta un agricultor, pasando por un ex-capitán de la Guardia Civil. Desde el que asiste al curso muy motivado al que va solo a ojear. Desde el individuo más erotofílico hasta el más erotofóbico. Todos estos y más perfiles los podemos encontrar en un solo grupo. Esta diversidad va a ayudar a enriquecer y facilitar la ES, si fomentamos la participación en clase. 
  • Nivel sociocultural. Dentro de esta heterogeneidad, podemos encontrar cierta homogeneidad, que suele estar en relación, con el entorno en el que se desarrolla y vive el individuo. He podido observar que existe una relación entre entorno (rural vs. urbano) y el nivel sociocultural de los participantes en mis cursos de Educación Sexual. Normalmente en los entornos rurales las ofertas culturales son menores y por tanto, los individuos están menos acostumbrados a asistir a talleres o acciones formativas. En el entorno rural es frecuente encontrar alumnos que tienen un nivel de lectoescritura bastante bajo o nulo. De cara a la intervención es muy importante llevar un programa  de curso que evite, en la medida de lo posible, la utilización de la lectoescritura. También es importante, no utilizar muchos tecnicismos y exponer la temática con un lenguaje coloquial. Aunque si consideramos que ciertos términos, desconocidos por los alumnos, es fundamental utilizarlos, éstos, deben ir seguidos de una explicación y de un ejemplo.
  • Influencia social. Las personas mayores, y mucho más si son de entorno rural, se dejan influenciar mucho por la opinión de los demás y sus actos están gestionados “por el que dirán”. Debemos de tener en cuenta este aspecto antes de plantear cualquier actividad práctica, y aún más si la actividad es corporal.
  • Jubilación. La jubilación es un momento en la vida en la que, a veces, es difícil la adaptación a una nueva dinámica de la vida en pareja. Normalmente en los adultos mayores, es el hombre el que ha trabajado fuera de casa y la mujer ha ejercido de ama de casa. Los dos se han acostumbrado a una dinámica en su relación de pareja, y la nueva situación a la que se enfrentan, requiere un periodo de adaptación. Por esto, y por más razones, abordar la temática de los problemas de pareja se torna imprescindible.
  • Predominio femenino. Es frecuente encontrar un mayor número de mujeres que de hombres en los cursos de ES, pues los hombres parece que deciden invertir su tiempo en otros menesteres que consideran más útiles, o quizás crean que asistir a un curso de ES pueda significar ante sí mismo y ante los demás, que tienen dificultades sexuales y prefieren no ponerlo de manifiesto. Es importante que el docente o profesional invite a las mujeres asistentes que traigan a sus parejas para que el curso sea más enriquecedor y útil. De igual modo con lo hombres asistentes. 
  • Viudedad. Otro de los perfiles que se pueden encontrar en estos cursos es el del viudo/a. Nos podemos encontrar diferentes situaciones. Desde la mujer que nunca ha disfrutado de su sexualidad debido en gran parte a la ES que ha recibido, y no tiene ganas de otro “pesado” en su vida con el que tiene que resignarse a darle lo que le corresponde; hasta la que a pesar de su rica y satisfactoria vida sexual, su conciencia moral le impide iniciar otra relación, aunque su cuerpo serrano se lo demande. Y aunque, algunos programas de TV como el de Juan y Medio en Canal Sur, han marcado un punto de inflexión facilitando el autopermiso del adulto mayor a buscar nueva pareja con la que compartir la vida, sigue resultando necesario, incorporar contenidos que aborden estas situaciones para llegar al máximo número de perfiles. Por tanto, dependiendo de los perfiles que tengamos utilizaremos unos contenidos u otros. Por esto, es conveniente tener preparados contenidos y actividades, que aunque no estén planificados en el programa, en algunas situaciones, pueden ser muy adecuados. La clave es un curso completo y flexible.
  • Retórica. Es frecuente escuchar la frase: “El sexo ya no es para nosotros”. Tremenda frase cargada de significado y contenido histórico-cultural que refleja la firmeza y vigencia del modelo procreativista de la sexualidad. En este ámbito este tema es un eje fundamental de trabajo.
  • Constancia en la Asistencia. Las personas mayores que asisten al curso con un mínimo de curiosidad y de motivación, no suelen perderse ninguna sesión. Es una característica a resaltar en este colectivo, su constancia.
  • Motivación por aprender. Suele existir, en general, una motivación alta por seguir aprendiendo en este colectivo.

 

2.2 La elaboración del proyecto o programa de curso

Antes de empezar a realizar un curso desde una iniciativa propia, existe una fase de planificación, que es la elaboración del proyecto, con el fin de dar a conocer detalladamente lo que pretendemos. Un  proyecto es un plan de trabajo debidamente especificado que refleja qué, por qué, para qué lo vamos a hacer, el cómo, el cuándo, el dónde lo vamos a hacer, así como, a quien va dirigido, qué necesitamos para hacerlo o cuánto va a costar. El realizar un proyecto nos ayuda a planificar y a pensar en lo que vamos a realizar, es decir, mientras trabajamos en él y nos obligamos a la reflexión, conseguiremos un plan de trabajo mucho más enriquecedor del que teníamos pensado. Es conveniente sentarse a escribir esas ideas que queramos llevar a cabo, a modo de proyecto, pues ayuda a que éstas se optimicen. Aunque la elaboración de un proyecto o programa de curso puede estar motivado por diversas causas, (como por ejemplo, solicitar una subvención para realizarlo), el número y el tipo de apartados van a depender del fin a corto plazo al terminar de redactarlo. 

Veamos una posible propuesta, a modo de  esquema, de la estructuración de un proyecto:

  1. Título. 
  2. Introducción (opcional). Es un breve resumen que señala los datos más importantes del proyecto
  3. Justificación teórica. Es el apartado dedicado a vender la necesidad, la viabilidad y la utilidad de la iniciativa propuesta. Es el planteamiento del problema y la solución al mismo. Es un apartado importante en todos los casos, pero aún más, si va dirigido a solicitar subvención.
  4. Contenidos. Es el fundamento teórico que vamos a utilizar. Es conveniente presentarlos a modo de esquema para evitar que nos plagien la idea.
  5. Actividades. Son el conjunto de iniciativas prácticas, basadas en los contenidos, dirigidas a cumplir los objetivos.
  6. Objetivos. Los objetivos marcan el destino del proyecto. Una buena formulación de los objetivos, generales y específicos, facilita enormemente la realización del resto del proyecto. De esta buena formulación o no, va depender la calidad del proyecto.
  7. Metodología. Es el cómo lo vamos a hacer. Las técnicas de trabajo que vamos a emplear en las sesiones para el correcto desarrollo del curso.
  8. Destinatarios. Población a la que va dirigida la iniciativa.
  9. Materiales y recursos necesarios (humanos y materiales). La planificación desde los recursos humanos y materiales (herramientas, equipos informáticos, etc) hasta el entorno necesario o deseado.
  10. Temporalización y desarrollo. En parte, es lo que determina el éxito o el fracaso del curso. Es importante planificar bien la duración de la iniciativa. Se especifica el tiempo estructurado en número de sesiones a la semana y duración de las sesiones necesarias para el desarrollo del curso.
  11. Evaluación. A través de ella conoceremos el grado de consecución de los objetivos. Puede ser cuantitativa o cualitativa, final o continua.
  12. Presupuesto 
  13. Autor. Nombre y apellidos del autor o autores.
  14. Lugar, fecha, firma y cómo contactar. Este apartado también se puede incluir al principio como “presentación general”.
  15. Anexos. Material adicional que se quiera incluir.
  16. Bibliografía

 

2.3 La intervención educativa

En el siguiente apartado veremos algunos aspectos prácticos que nos pueden resultar de utilidad para la elaboración y ejecución del proyecto. 

La intervención educativa es la fase de ejecución del trabajo después de la laboriosa tarea de la planificación. Pero antes de empezar, existe una etapa de transición que consiste en darle publicidad y difusión, es decir, la de ofertar el curso para recabar a personas que puedan estar interesadas en realizarlo. Es bueno haber tomado precauciones con anterioridad para evitar rechazo por parte del adulto mayor, ya reticente de antemano ante iniciativas de este tipo. 

La importancia del título que hayamos escogido para el curso es crucial, pues es nuestra carta de presentación. Por esto, el título que escojamos para plantear, presentar u ofertar el curso debe ser elegido con cuidado. Aunque nos duela castrar las palabras más frecuentes y representantes de esta maravillosa disciplina, debemos evitar, en la medida de lo posible, los términos que popularmente aludan, sólo y exclusivamente, a la relación sexual coital. Términos como sexo, sexual, sexualidad dentro del título del curso pueden provocar cierto rechazo y encontrarnos menos participantes de los que esperábamos, pues la predisposición a asistir a este tipo de cursos suele ser más bien pasiva (sobre todo en entornos rurales). Puede ser una buena alternativa sustituirlos o combinarlos con términos como afectividad, sentimental, etc. Por ejemplo: “Curso de Educación afectiva-sexual para personas mayores”. También habría que ser cautos con términos que pueden excluir un perfil, y que a pesar de estar interesado/a, pueda no sentirse identificado/a y no asistir por esta única razón. Por ejemplo: “Educación afectiva en pareja”, excluye a viudos/as, separados/as, divorciados/as y solteros/as.

Otro aspecto relativamente significativo antes del inicio es la duración y distribución de las sesiones. En parte, van a depender de lo ambiciosa que sea la acción formativa y de la capacidad de asimilación conceptual del grupo. Pero un dato a tener en cuenta es la importancia de la duración de las sesiones educativas. Las sesiones no deben de ser muy largas, sobre todo si son más bien teóricas, pues el nivel de atención y motivación después de una hora y media, en este colectivo, desciende considerablemente. Aunque esto también va a depender del nivel sociocultural de los participantes. A mayor nivel sociocultural suele existir un mayor interés por el tema y un menor cansancio durante el transcurso del tiempo de docencia. Puede ser una buena opción que la duración de las sesiones sea de dos horas, destinando 30 minutos a posibles consultas privadas que puedan surgir. Es conveniente que se realicen una o dos sesiones como mínimo a la semana, pues dejar mucho intervalo de tiempo entre una sesión y otra, puede perjudicar a la asimilación de conceptos y a la modificación de actitudes. 

 

El perfil del educador

“La Educación es el proceso bidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra: está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes” (1). 

La actitud y las aptitudes del educador son básicas para que el proceso pedagógico alcance los objetivos previstos. El conocimiento de la materia es necesario pero no suficiente. Conseguir un clima adecuado en la relación profesor – alumno es significativo en todo proceso educativo de cara a los resultados. Pero lo es más cuando hablamos de sexualidad, y más aún, cuando la población diana son las personas mayores.  

Algunas de las características idóneas del educador para realizar ES para personas mayores serían las siguientes:

  • Conocer el perfil e intereses de los alumnos.
  • Tener expectativas favorables sobre el nivel de los alumnos. El proceso funcionará mejor si el profesor valora el nivel de los alumnos.
  • Empatía.
  • Tener mucho tacto. Por ejemplo, para preguntar si saben leer o escribir, sería mejor preguntar, si se han traído las gafas o si tienen dificultades visuales para realizar una tarea que exige la lectura.
  • Flexibilidad. Tener la capacidad de ser flexibles y adecuar la clase a posibles situaciones que se puedan dar, en las que consideremos, que plantear otra intervención educativa o actividad puede ser más conveniente que la que llevábamos programada.
  • No juzgar valores o comportamientos
  • Evitar prejuicios y preferencias personales, tratar a todos por igual
  • Evitar el trato infantilizado por el hecho de ser mayores.
  • No obligar, ni si quiera de forma implícita en el mensaje, a participar en las actividades planteadas.
  • Amabilidad, cariño y cercanía. 

 

2.3.1 El inicio del curso

La primera toma de contacto, el primer día de clase, la primera sesión, el protocolo predominante de actuación es dedicarla a conocer al alumnado, así como emplear parte del tiempo para la evaluación de actitudes, prejuicios y valores marcados en los objetivos del curso en relación, en este caso que nos trae aquí, sobre la sexualidad humana. Es fundamental conocer a los participantes para adecuar los contenidos a su realidad y aprovechar esta información recogida para evaluar la eficacia del curso a su fin. Pero esto puede convertirse en un arma de doble filo, a pesar de nuestras nobles y profesionales intenciones. Las técnicas más frecuentes de evaluación de resultados suelen ser las cuantitativas, en concreto, el test-postest. Esto implica pasar un test sobre sexualidad al principio del curso. Y esto puede generar resistencias. 

Tengamos en cuenta que la mayoría de las personas que asisten al curso son personas de más de 65 años, y posiblemente, nunca hayan asistido a un curso de ES. Si desde el inicio del curso empezamos a hacerles preguntas sobre actitudes hacia su sexualidad y la de los demás, pueden sentir invadida su intimidad o incluso perder la ilusión por el curso. Además, la dificultad que pueden presentar las personas mayores al enfrentarse a la clásica evaluación de un programa test – postest, es frecuente encontrarla. Normalmente les cuesta mucho entender las preguntas, aún estando claramente redactas en un lenguaje coloquial; y a otros también leerlas. Esto les desmotiva lo suficiente, como para negarse a hacer el cuestionario, o bien hacerlo, pero copiándose del compañero que tiene al lado. 

Todo esto, atenta contra la fiabilidad de los datos, además de la inversión de tiempo por parte del profesional en leer el cuestionario a la persona que no puede, que a veces son la mayoría. Unos porque no saben leer, otros porque no se han traído las gafas y otros porque no tienen ganas de esforzarse y se aprovechan de la buena predisposición del profesional. Las personas mayores son muy cucas y se aprovechan, en ocasiones, de aquellos que les dan un trato subestimado o infantilizado.

Desde mi punto de vista, estoy absolutamente convencido de la importancia de una evaluación continua cualitativa frente a una cuantitativa en este ámbito, y aún más en entornos rurales. Si las sesiones van a ser más de 10 como mínimo, el segundo o tercer día puede ser un buen momento de iniciar un debate e intentar realizar una evaluación cualitativa, sin que los participantes sean conscientes de que están siendo evaluados. Pero esto lo veremos más adelante. En conclusión, en la primera toma de contacto es importante hacer hincapié en otros aspectos y dejar a un lado la evaluación por el momento. 

La primera sesión debe ir orientada a la presentación del formador, al conocimiento del grupo y a explicar en qué va a consistir el curso. 

  • El formador debe presentarse primero, en un tono agradable y familiar. 
  • Para el conocimiento del alumnado es conveniente utilizar alguna técnica de dinámicas de grupo de presentación, con el fin de hacerlo más ameno y divertido. 
  • Después de las presentaciones pertinentes, el formador debe destinar el tiempo restante a explicar con astucia en que va a consistir el curso. Durante la explicación en esta primera sesión, el rol del formador debe ser más parecido al de comercial que al de formador. Es imprescindible transmitir, además de los contenidos y la metodología de trabajo, la utilidad y el beneficio que supone asistir al curso. 
  • Iniciar en el concepto de sexualidad, especificando, matizando y dejando claro que sexualidad no es igual a coito. Con esto conseguiremos que se empiece a hablar de sexualidad sin las clásicas y populares interpretaciones reduccionistas del término.
  • Motivar al alumnado para la asistencia a la próxima sesión.

 

2.3.2 Durante el curso

El método de trabajo aconsejable para la ES de personas mayores debe contener un formato teórico-práctico. 

Metodología teórica: Para la exposición de los contenidos teóricos se aconseja utilizar la clásica “exposición magistral”, pero ante todo fomentando la participación de los alumnos.  Los contenidos que debemos abordar van a depender de la duración del curso. Cuando se dispone de un tiempo limitado resulta necesario dar mayor relevancia a unos temas que a otros. Por tanto, es necesario establecer las bases para incluir en el programa los temas más prioritarios para este colectivo. 

Debido al gran número de mitos sexuales que arrastran las personas mayores, desmitificar estas creencias erróneas acerca de la sexualidad humana es un objetivo clave.  La desmitificación de estas creencias es un eje fundamental de trabajo de la ES en el ámbito de la tercera edad. Pues, a través de los mitos se transmiten valores, moral, ética, dando como resultado la construcción de la persona con unas determinadas actitudes hacia la sexualidad suya y la de los demás. Este eje fundamental de trabajo nos obliga a configurar unos contenidos que sigan la línea de las creencias erróneas más frecuentes y necesarias de modificar o desmitificar. Es frecuente encontrar los siguientes mitos:

  • El sexo es algo natural, por tanto, no hay necesidad de información, de educación sexual, de consejos, ni ayuda cuando uno pasa por dificultades.
  • Lo natural es que las relaciones sexuales deben conducir sólo al coito (como los demás animales); las demás son conductas sustitutivas, cuando no aberrantes.
  • La masturbación es un pobre sustituto del coito. Además es algo privado, para hacer en soledad, no para compartir. Los hombres se masturban, pero las mujeres no sienten deseos de ello, o no lo necesitan.  
  • El hombre es el principal responsable del placer de la mujer
  • La satisfacción sexual de la mujer depende del tamaño del pene.
  • No está bien que la mujer tome la iniciativa en la relación sexual
  • La mujer disfruta sólo con la penetración del pene.
  • La extirpación del útero y los ovarios hace que la mujer pierda la apetencia y deja de sentir o gozar sexualmente
  • El deseo y la potencia sexual disminuye considerablemente a partir de los 40 ó 50 años
  • Los problemas de erección de las personas mayores, es siempre resultado de problemas físicos 
  • La impotencia es natural e irreversible en el hombre de edad. Impotencia significa pérdida de virilidad.
  • El hombre siempre está dispuesto a tener relaciones sexuales.
  • Si el hombre no se excita en una situación sexual "es anormal" o "no funciona bien".
  • El hombre no debe decir nunca que "no" al sexo.
  • El hombre que funciona bien sexualmente tiene erección siempre que ve a una mujer.
  • La práctica sexual requiere siempre una buena erección (cuanto mayor mejor).
  • Un pene pequeño no puede proporcionar placer a la mujer.
  • El hombre tiene que tener una erección total para tener orgasmo o eyacular
  • Asignación de etiquetas según el grado de deseo mostrado. 
  • Mujer hipodeseante  Mujer decente. 
  • Mujer hiperdeseante  Ninfómana,  puta, pervertida y obsesa sexual.
  • Hombre hipodeseante  Medio hombre. 
  • Hombre hiperdeseante  Un hombretón
  • El sexo ya no es para nosotros

 

Por todo lo anterior, en relación a los mitos, las líneas de trabajo prioritarias en este ámbito pueden ser las siguientes:

  1. Sexualidad vs. Sexualidad reproductiva. Es importante abordar esta temática pues muchos de los mitos tienen su origen en la incompleta y reduccionista concepción del concepto de Sexualidad. Empezar, la segunda sesión, a abordar esta línea desde la Sexología Evolutiva es una garantía de un buen comienzo. La primera toma de contacto con la ES en este ámbito, es conveniente empezar hablando de la sexualidad animal, comparándola con la sexualidad humana, para ir analizando las numerosos matices que diferencian la sexualidad humana de la animal, consiguiendo naturalizar la diversidad del encuentro sexual y la esencia hedonista de la sexualidad humana Si utilizamos fotografías de los animales tenemos el éxito garantizado. Pero abordar el modelo procreativista de la sexualidad debe ser un objetivo en casi todas las sesiones que lo permitan; y desde otras perspectivas sociales, históricas, psicológicas, etc.
  2. Moral Sexual Cultural. Abordar la sexualidad desde una perspectiva sociohistórica para entender los cambios que ha sufrido la Moral Sexual Cultural desde el régimen hasta la actualidad. Este tema es de los más apasionantes y conflictivos de abordar en este colectivo. Ser cuidadoso con las palabras que se utilizan ayudará a propiciar el buen transcurso de la sesión. Por ejemplo, en vez de usar el término “franquismo”, que alude a una persona, sustituirlo por “dictadura” es una buena opción para evitar posibles enfrentamientos. En resumen, utilizar todas las herramientas que disponemos desde el conocimiento, y abordar la temática con mayor rigor, seriedad e imparcialidad, pero sin evitar las verdades, para incrementar el éxito en la eliminación de esas creencias erróneas y la asimilación de conceptos más saludables, verdaderos e igualitarios. 
  3. Autoerotismo y Salud sexual. La masturbación es una conducta saludable que nos ayuda a descubrir y conocer mejor nuestro cuerpo, requisito imprescindible para disfrutar más de él.  La mitología existente en relación al onanismo es frecuente encontrarla. Por ejemplo, en el caso de la población femenina es frecuente encontrar numerosos casos de anorgasmia, en los que gran parte de la etiología del problema es la total ausencia de masturbación debido a una ES recibida predominantemente represiva hacia la mujer. Es requisito imprescindible promover el autoerotismo como método significativo para mejorar la salud sexual, sobre todo en la población femenina. La promoción efectiva del autoerotismo no es tarea sencilla. Es recomendable promocionarlo desde una perspectiva de intervención orientada desde la desensibilización sistemática, para evitar el rechazo espontáneo que puede generar su ejecución, debido a la culpa sexual que se genera al hacerlo, y a veces tan sólo con pensarlo. 
  4. Promover también una masturbación no exclusivamente genital en hombres.
  5. Relación de pareja. La optimización de la comunicación, resolución de problemas y relaciones sexuales dentro de la pareja es otro de los ejes fundamentales de trabajo. Este es uno de los contenidos teóricos más reconocidos e importantes que transmiten las personas mayores después de recibir la clase. Abordar la problemática de la pareja, no sólo analizando el porqué de este tipo de problemática, sino también ofreciendo las soluciones oportunas,  nos garantizan el éxito en este bloque. Puede ser buena idea mandar tareas para casa.
  6. Problemas sexuales. Este bloque de contenidos es otro eje fundamental de trabajo pero es conveniente abordarlo después de haber conseguido alcanzar algunos de los objetivos más básicos y necesarios. Es conveniente dejar este bloque como mínimo para la segunda mitad del curso, después de que el participante haya asimilado algunos conceptos básicos de la materia.
  7. Sexualidad del otoño: Abordar los cambios fisiológicos, hormonales, emocionales y sociales del envejecimiento (menopausia, andropausia, jubilación).

Otros contenidos que pueden resultar de interés de abordaje pueden ser:

8.Roles sexuales

9.El amor

10.Nuestro cuerpo. Conocerse, estimarse.

11.Cultura y autoimagen

12.Violencia de género

13.Identidad sexual, orientación sexual, fantasías sexuales.

 

La configuración de los contenidos es algo personal a elección del profesional. Los contenidos expuestos anteriormente son una propuesta que puede ser tan válida como otra.  La elección de la dedicación de tiempo a cada uno de los contenidos, va a depender naturalmente de la duración del curso, pero también, del cómo vaya transcurriendo, es decir, de las necesidades detectadas que el formador valore como más prioritarias de intervención. Pues no olvidemos que no se trata de impartir, a toda costa, el curso ya programado, sino de cumplir los objetivos propuestos. 

Metodología práctica: La metodología de carácter práctico debe estar relacionada con los contenidos impartidos y orientada a cumplir los objetivos propuestos. Un buen recurso para esta metodología a través de actividades, es la de utilizar técnicas de dinámicas de grupo con el fin de que haya un “aprendizaje vivencial”, que proporcione una mayor comprensión de las actitudes, resistencias y emociones ante determinadas situaciones. Además, durante la realización de las actividades surgen numerosas situaciones que enriquecen de manera significativa el proceso educativo. Es básico no prescindir de una metodología práctica.

Algunos recursos practico-didácticos que se pueden utilizar:

  • Técnicas para estudiar temas concretos: Rol-playing,  Barómetro de valores, Tormenta de ideas, Comentario de textos o frases, análisis de publicidad, análisis de programas televisivos...
  • Juegos: de Presentación, Conocimiento, Cohexión, juego del foco, juego de las cartas del deseo, juego de las fantasías sexuales,…
  • Técnicas con materiales audiovisuales: diapositivas, videos,…
  • Técnicas concretas para desarrollar habilidades sociales: expresión de sentimientos, fijación de la mirada, decir no...
  • Talleres: Taller de relajación, de bioenergética, de estimulación o educación sensorial,…

Las actividades prácticas que se plantean antes de la intervención, deben ser escogidas con precaución. El individuo occidental, en líneas generales, está cargado de miedos, resistencias y bloqueos, producto de la influencia represiva de la cultura a la innata necesidad de expresión y comunicación del ser humano. Las experiencias tempranas frustrantes, los inadecuados límites impuestos de supuesta socialización, la alienación a los estereotipos de comportamiento y personalidad considerados “normales”, las numerosas tensiones de la estresante vida cotidiana, encorsetan y reducen esa capacidad innata de comunicación. Esto hace más dificultoso el “dejarse llevar”, el abandono de los miedos desadaptativos, el ser libres. El individuo se convierte en el vigilante de su propia conducta, juzgándola con el “no debo” o el “no puedo” y utilizando el sentimiento de culpa como castigo por excelencia. Todo esto, es una parte de la etiología de la enfermedad más prevalente en las sociedades modernas, la ansiedad. Debemos evitar, en la medida de lo posible que los participantes del curso experimenten ansiedad por miedo escénico o por otra causa ante las actividades que se vayan a plantear. Es cierto, que en el colectivo de las personas mayores existe aparentemente mayor desinhibición. Pero a pesar de esto, y debido a esa heterogeneidad de perfiles anteriormente mencionada, es conveniente llevar un programa de actividades que no ignore las siguientes características antes de plantear las actividades prácticas:

  • El nivel de implicación corporal de la actividad 
  • El nivel de la implicación de la expresión de emociones. 

Estas dos características van a marcar cuándo es y cuándo no es adecuado plantear una actividad. A mayor implicación corporal y de expresión de emociones de una actividad, mayores resistencias podemos encontrar y más cuidado hay que tener para plantearla. La selección y ordenación de las actividades es conveniente hacerla conforme a los siguientes criterios:

  • Escalonamiento. Las actividades deben ser planteadas de manera gradual, sobre todo en las que existe una implicación corporal. Las primeras actividades planteadas deben tener un nivel de implicación bajo para, poco a poco, a medida que transcurre el curso, ir incrementando el nivel de implicación. Con esto vamos a conseguir que se produzcan menos resistencias para participar en las actividades. Puede ser un buen recurso la utilización de música para facilitar las actividades donde hay implicación corporal.
  • Duración del curso. Este criterio va a marcar la prioridad de unas actividades frente a otras. En un curso de corta y media duración, en principio, no es aconsejable plantear actividades de una gran implicación corporal.
  • Flexibilidad. A pesar de llevar unas actividades programadas, es útil tener reservadas otras, pues en ocasiones, pueden resultar más adecuadas y acordes a la situación real que las programadas. La capacidad del formador en adecuar los contenidos a tiempo real va a determinar una mayor eficiencia del proceso pedagógico. 

 

2.3.3 El fin de curso

Es el momento de la despedida, del cierre de curso, de la evaluación de resultados, de analizar la consecución o no de los objetivos marcados. La última sesión es recomendable e imprescindible dedicarla, al menos una parte, a la evaluación del curso. Durante el transcurso del curso el profesional eligió un método de evaluación. Y este método de evaluación elegido va a marcar el desarrollo de este final de curso. El empleo de un cuestionario de satisfacción suele ser frecuente para conocer la opinión y satisfacción del alumnado con diversas temáticas en relación a la aptitud y actitud del docente, metodología didáctica empleada, instalaciones y recursos, etc.

Independientemente del método de evaluación elegido y de pasar o no un cuestionario de satisfacción, no es recomendable emplear la última sesión sólo y exclusivamente para este fin. Emplear parte de esta clase para una despedida cercana y familiar es muy positivo.

 

2.3.3.1 La Evaluación

Evaluar el programa de curso es una fase importante para analizar la eficacia del proceso educativo. A través de ella se va a poder valorar si se han alcanzado parcial o totalmente los objetivos planteados, así como si la metodología, los contenidos y las actividades eran acordes a la realidad de la población receptora.

La evaluación de la educación sexual presenta limitaciones a veces insalvaves. Evaluar actitudes, valores y normas es una tarea complicada, o quizás ¿es posible evaluar actitudes, valores y normas es una tarea complicada? No sólo se puede sino que se debe, pues evaluar las actitudes, valores, normas de los participantes nos permite analizar los efectos de la intervención educativa y así, poder mejorar el proceso educativo de cara al futuro. Además, la evaluación obliga a elaborar una programación más precisa de los objetivos, contenidos y actividades. 

Existen diversos tipos o maneras de evaluación dependiendo del criterio que se adopte para su clasificación. Para simplificar su taxonomía vamos a adoptar dos criterios: 

 

  • Evaluación Final vs. Continua: La evaluación final consiste en comparar la evaluación inicial con la final. En esta evaluación no se analizan todos los objetivos, contenidos y actividades propuestas, sino una selección de ellos. La evaluación continua implica además de la inicial y final, un seguimiento durante un mínimo de tres y un máximo de todas las sesiones. Evidentemente la evaluación continua es más laboriosa y más completa que la final. 
  • Evaluación Cuantitativa vs. Cualitativa. La evaluación cuantitativa es más fría y podemos encontrar ciertas dificultades para realizarla en personas mayores (analfabetismo por ejemplo). En cambio la evaluación cualitativa es más laboriosa, exige una gran disciplina e implicación por parte del educador y es más susceptible de sesgos por parte del evaluador sino se realiza de forma metódica. Tanto una como otra poseen diferentes técnicas de evaluación pero las más frecuentes en evaluación de programas son: el cuestionario o test en la cuantitativa y el debate o grupo de discusión en la cualitativa.

Una propuesta de evaluación ideal para acciones formativas en ES para personas mayores es la evaluación continua de carácter cualitativo. Es una evaluación en la que el adulto mayor sólo tiene que opinar, sin necesidad de enfrentarse de manera obligada a un cuestionario o test. Es recomendable grabar, transcribir y analizar los debates para obtener una evaluación cualitativa más fiable. Además el realizarla de forma más pormenorizada nos abre el campo a futuras investigaciones del proceso pedagógico de la ES. 

 

BIBLIOGRAFIA

● WIKIPEDIA: http://es.wikipedia.org/wiki/Educaci%C3%B3n (1)

● BARRAGÁN, F.: La educación sexual. Guía teórica y práctica. Ed. Papeles de pedagogía/Paidós. 1991.

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Autor: Pedro Lucas Bustos

Psicólogo y Sexólogo Colg. AO05119

twitter:@SexologOnline

mail: pedrolucas@consultasexologo.com

web: www.consultasexologo.com

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