
Nuestra cultura occidental supuestamente avanzada está todavía en pañales en la comprensión del hecho sexual humano, hoy día siguen vigentes numerosas falsas creencias sobre la sexualidad y que tienen que ver con el origen de muchas de las disfunciones sexuales.
La penetración es el bastión del sexo, parece que sin penetración no hay sexo o que éste es incompleto, hasta tal punto es así, que el hombre de hoy en día, tanto heterosexual como homosexual, se siente en la obligación de tener una erección para tener sexo, ya que la erección es necesaria para la penetración. Esta presión convierte a la erección en un requisito, en un necesidad, perdiendo su condición de consecuencia, pues la erección es una consecuencia fisiológica natural en respuesta a la estimulación sexual.
El resultado es un hombre que siente que tiene que ser un buen amante, pues se espera de él que sea un buen director de orquesta, dando por sentado que la batuta para dirigir es el pene. Claro, durante la obra nada puede fallar pues está en juego nada menos que la hombría o el miedo a que el otro/a piense que la pérdida de la erección es debida a una falta de atracción sexual.
El hombre cargado de miedos se enfrenta a una situación sexual muy alejada del placer y ocurre lo inevitable: el “gatillazo”. El hombre desprovisto de su erección se siente disfuncional y su frustración no le deja dar rienda suelta a otras formas de relación sexual que le alejen de la excesiva y poco excitante autobservación al pene.
¿Realmente merece la pena dar tanta importancia a la erección?¿Realmente un polvo dura lo que dura dura? ¿Se puede tener sexo sin penetración? ¿Es posible el placer y el climax sin penetración?
Obviamente la respuesta a todas estas preguntas es que es posible el placer pleno sin penetración y se puede echar un polvo sin penetrar, un polvo no dura lo que dura dura, un polvo dura lo que dura el deseo de seguir tocando, ya sea con la piel de la mano, lengua, genital, etc.
No podemos dejar el placer esté en manos de algo tan volátil e involuntario como la erección, por lo tanto, mi consejo es explorar otras formas de relacionarse sexualmente como a través de los juguetes eróticos. Este tipo de actividad lúdico – placentera, puede ayudar a no estar tan pendiente de la erección para que ésta vuelva a recuperar su condición de consecuencia.
La adquisición de estos productos puede hacerse online hoy día en webs como placerintenso. Mi consejo para estas situaciones descritas anteriormente es adquirir productos que distraigan la atención al genital como los aceites de masajes o las pinturas comestibles.